Saving energy

Ahora que tengo que comenzar a pagarla, me preocupo por ella. Debí unirme al apagón del sábado 28, pero en mi Ciudad ni se escuchó hablar de él...

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¿Qué haremos con la Gnet?

El sol que nunca se mete

Me llegó esta foto y recordé lo fácil que podría ser sentarse sobre roca y darle la espalda a un mundo de fantasía. O mejor, llevar bien puestas unas gafas y vivir ambos hasta confundir la puesta de sol con el amanecer.

Model: Jonathan Miranda

Photographer: Javier Soltero

Production: Gustavo Barragan/Francisco Fernández

Post-Production: Gustavo Barragan

Too much information.

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-Es demasiada información la que se me escurre entre las manos cada día. No queda nada y no me hace saber más.

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-¿Qué es saber? y ¿para qué quieres saber?

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-No lo sé. Seguramente llegará el momento de seleccionar, profundizar, desechar, olvidar, destacar, compartir, repensar o no pensar. O quizá no. Y al final tendré un montón de archivos viejos que terminaré perdiendo.

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-Hay cabezas con telarañas, que son todo un caos. Otras, archiveros perfectos que huelen a viejo. Unas más, necesitan ser formateadas o adquirir un buen antivirus. Los casos más graciosos, son las que tienen un disco duro que necesita ser reemplazado.

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-Yo, tengo un poquito de todo: mariposas, flores y arañas.

che meraviglia!

...i bambini sono molto indiscretima hanno tanti segreti come i poeti...

Es tiempo de asolear algunas ropas; lo primero serán un par de calcetines que llevo meses remendando. No me importa cuanto más tiempo me tome; porque quiero que al final, cuando los vuelva a usar, los sienta otra vez como cuando eran nuevos. ¡Qué maravilla!

...evviva i pazzi che hanno capito cos'è l'amore....

Foto: Patzarella, Castelgandolfo verano 2008

Got a case of a love bipolar

un pie tras otro pie...

Foto: patzarella

Algunos tenis llevan historia en sus suelas. Estos, tienen la suya muy particular. Fue hace tres años cuando la idea-obsesivo-compulsiva de tenerlos ma atacó. Había que hacer unos reajustes económicos y tal para que llegaran a mis manos en la fecha esperada (antes de que mi cabeza hiciera crack...) De contrabandistas llegaron a mi, así marcaron mis pasos y se fueron por la puerta grande después de haberse escabullido por la ventana.

Con ellos fui a la Universidad cuando quería escaparme al cine, me llevaron a la Sierra Gorda de Querétaro y a Yucatán. Me sacaron ampollas en Washington y en California comenzaron a tener su aroma... Cuando ya quería alejarme de ellos se hicieron indispensables en mi vida.

Grabaron en sus suelas las calles de Madrid, pisaron el kilómetro cero y llegaron al 4,523 manchados de gelatto de nocciola. Admiraron la Monalisa y se rieron con Van Gogh. Escondieron su llanto bajo las salas del Ritz y bailaron hasta hacerme perder la conciencia..

Me dijeron que había que estar en el punto de partida para admirar el horizonte y me tumbaron en la playa para sentir la brisa que de lejos aún roza mi cara. Y se quedaron en el sitio al que quiero volver, para señalarme el camino de vuelta.

Sólo queda el nombre, AVI se fue.

Avi, había una vez un ave.

Un ave que dijo mentiras,

mentiras y nariz grande.

Grandes orejas tenía.

Tenía un elefante,

¡un elefante!, avi.

Mi vocación "frustrada"

A veces creo que tengo una vocación de fotoperiodista frustrada. Voy por las calles de la Ciudad imaginando ángulos: rostros que expresan tristeza, nostalgia, euforia; pequeños detalles o grandes escenarios. Mis favoritas son las historias "urbanas", que permiten respirar la vida de la gente, el ir y venir diario, con dirección o sin ella.

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Me gustaría dedicarme a viajar sólo para escribir y sacar fotografías, quiero contar historias, escuchar a la gente, capturar momentos únicos y pretender que logro acortar un poco las distancias.

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Este año definitivamente conseguiré una cámara que será mi fiel compañera -libreta y lapicero ya los tengo-, luego, he de organizarme un poco, aunque he de confesar que soy adicta a la improvisación. Esa es mi verdadera enfermedad crónica, progresiva e incurable.

Tic-tac, el tiempo que pasa;
la niña que escribe.

Tic-tac, no sabe qué pasa;
no sabe qué escribe.

Tic-tac, ya dobla las horas,
las guarda en su alcoba.

Tic-tac, se come un minuto,
dos días, tres horas.

Tic-tac...

Plata de luna

Esta libreta se tiene que terminar. Tiene sus hojas buenas y sus hojas malas. La mayoría con tachones y remiendos. Salpicada de sentimientos y pensamientos tan diversos, que de no conocer a su autora juraría está loca. Pero el loco soy yo, que me entretengo, danzando y gozando con esos trazos titubeantes. Es una caligrafía tan escarpada que estoy casi seguro toda se ha escrito al capricho del viento, el frío y el calor. Y otras tantas bajo la lluvia, con lápices de todos colores; generalmente mal afilados, con tendencia a los grises y sin borrar nada. Es por aquella absurda idea de retomar capítulos, ver lo que fue o podría haber sido. De hojas ásperas y amarillentas, tostadas por el sol y ondulas por la lluvia. ¿Quién será ese Sol que la alumbra?

Paris au mous d'aout