Una mesita, seis sillas, seis jarras y tabaco. Dos oyentes y cuatro doctorandos. Tomando y fumando en amena conversación ¿qué podría uno esperar?
- Qué te digo que tienes corazón de cerdo. - ¿Corazón de cerdo? - Sí, sí, que con los cerdos tenemos mucho parecido, mira q si te tienen que hacer un transplante de corazón lo harán de uno de cerdo, ya le dirás a tu novia que la quieres con corazón de cerdo... -Ya, ya...
- Pues el DNA de una mosca y el del hombre se diferencia sólo en un 2% - Qué no, ¿ahora me dirás que somos como las moscas? Insecto serás tu - ¿Cómo las moscas? Más que eso, en la escala evolutiva las cucarachas nos ganan - Jo!
- Ayer la vi, amenazante y por la noche. Estaba yo ahí y comenzó a mover sus antenas, parecía quererme decir algo, cogí un kleenex y pensé ¿si fuera yo una cucaracha dónde me metería yo? la encontré, la aplasté y la eché por el water. Murió. - Disgusting! Diugh!
- No es nada. Mejor sería dialogar con ellas y decir a ver, nos dividimos la cocina y las horas, tu vienes y tal y ya, pero no, se escabullen y serán las únicas q sobrevivirán a este caos porque nos estamos jodiendo el mundo.
- Ya estás...
Eso fue en tres bares, con sus tantos vinos de verano y unas cuantas jarras. Olor a cebada y tabaco en una noche de Madrid y quedamos que tendrías que ver
Wall e que además de ser un simpático robot tiene una amiga cucaracha
-Esto último no me parece simpático...