Una mesita, seis sillas, seis jarras y tabaco. Dos oyentes y cuatro doctorandos. Tomando y fumando en amena conversación ¿qué podría uno esperar?
- Qué te digo que tienes corazón de cerdo. - ¿Corazón de cerdo? - Sí, sí, que con los cerdos tenemos mucho parecido, mira q si te tienen que hacer un transplante de corazón lo harán de uno de cerdo, ya le dirás a tu novia que la quieres con corazón de cerdo... -Ya, ya...
- Pues el DNA de una mosca y el del hombre se diferencia sólo en un 2% - Qué no, ¿ahora me dirás que somos como las moscas? Insecto serás tu - ¿Cómo las moscas? Más que eso, en la escala evolutiva las cucarachas nos ganan - Jo!
- Ayer la vi, amenazante y por la noche. Estaba yo ahí y comenzó a mover sus antenas, parecía quererme decir algo, cogí un kleenex y pensé ¿si fuera yo una cucaracha dónde me metería yo? la encontré, la aplasté y la eché por el water. Murió. - Disgusting! Diugh!
- No es nada. Mejor sería dialogar con ellas y decir a ver, nos dividimos la cocina y las horas, tu vienes y tal y ya, pero no, se escabullen y serán las únicas q sobrevivirán a este caos porque nos estamos jodiendo el mundo.
- Ya estás...
Eso fue en tres bares, con sus tantos vinos de verano y unas cuantas jarras. Olor a cebada y tabaco en una noche de Madrid y quedamos que tendrías que ver Wall e que además de ser un simpático robot tiene una amiga cucaracha -Esto último no me parece simpático...
5 comentarios:
No son los cerdos, las cucarachas ni las moscas... no esos; nosotros los que estamos mal... al menos de las reflexiones de unos oyentes e interlocutores en un encuentro único se hace consciente la tarea que cada uno debería ocupar cuando llegue su momento
Ale :)
las cucarachas nos van a ganar el mercado y el mundo. lo aseguro. Qué asco!
ja!
Me he quedado soprendida!JAjajjajja!
besos grandes!
pues a mi me dan roña !!!
Patz!!! ahí te dejo algo que escribí en prepa... un abrazo!!!
LA TERCERA DOMINACIÓN
La vieja caminante, a la par de su destino, observaba cuidadosamente la gestación del infinito; no pretendía comprender el firmamento, sólo quería verlo nacer mientras moría. No encontraría a Dios, no esta vez, sería enterrada en el paraíso de los fracasados y estaría condenada a nacer de nuevo. Nadie lo logra en el primer intento, Asterión no está solo en el laberinto.
En los mares continuaban las orgías, las nuevas especies estaban a unos siglos de ser creados. La vieja caminante estaba ya sentada y hablaba con un crucifijo sobre la dominación de la cucaracha, recordó a Cortázar y rezó por que el insecto no matara al redentor.
Se disculpó con sus hijos, no podría prometerles más un cielo púrpura. Se despidieron de las nubes, tal y como años atrás nuestra generación lo hizo con las montañas.
Nos enfrentábamos a la fosilización de la humanidad, ya era tarde, ya era hora de morir. La lagartija sobrevivió para ver a sus hermanos destilados, carburados por la segunda dominación; era un día especial, ese día vería morir a aquellos que dominaron injustamente las tierras de sus hermanos.
La tercera dominación estaba lista, lo mismo que los elegidos que desempeñarían la labor de la lagartija. Una esplendorosa luz atardecía la esperanza y vencidos, alzamos las miradas, la muerte del mamífero nos incluía a todos los hijos de Dios.
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