Me encuentro en el centro de
Oaxaca cuando la luna se viste de negro. Miro a todos lados, se respira alegría. Todo es fiesta y reir de la gente que parece haber olvidado los pasados días en que un grupo de maestros revoltosos eclipsó a esta bella ciudad. Pero así como la luna hoy se desviste de negro, Oaxaca también se deviste y comienza a renacer.
Estoy en el restaurante del
HMV, junto a la catedral, los muros de este lugar son singulares: tienen atrapados entre la pared y el vidrio hojas secas de elote; las puertas del baño de mujeres tienen flores secas y -dicen- las de los hombres chiles secos y rojos (qué curiosidad poder entrar!). Casildo, un chico de Huatulco me invita a presenciar la
Guelaguetza que tendrán mañana, le digo que sí para no dar más explicaciones...
Luego en la esquina sobre el óleo de la noche admiro la luna que sobrevive al eclipse y un toque de colorido dado por todos los globos de helio que aqui se venden. En la
Hostería de Antequera un pobre turista se "deleita" con los cantos desentonados de un guitarrista que osa extender la mano buscando agradecimiento por sus melodías, a mi me da mucha risa y sigo adelante.
En el
Amaranto veo a cinco gringas de mi edad vacacionando agustísimo, no puedo ocultar la envidia que me dan. Estoy aqui gracias a mi trabajo y la verdad lo disfruto muchísimo. Decido dejar pasar esos sentimientos y el cuchicheo de la gente se hace más lejano.
Estoy frente al Palacio de Gobierno. Aqui casi no hay gente, sólo los vestigios de graffiti cubiertos con pintura verde o rosa. Es como si los muros gritaran de dolor mostrando sus cicatrices. Entre la tercera y la cuarta columna, en la parte de abajo, está escrita una fecha en letras rojas: 2 octubre-14 de junio (¿?)
En fin, no quiero detenermoe tanto. Paso por el Templo de San Francisco y me dirijo a
La Casa de la Abuela para desde ahí observarlo todo y ponerme a escribir. Subo por unas escaleras, el horario dice que es de 13:00 a 22:00 horas. -Son apenas las 9:00, justo a tiempo-. Y sorpresa, está cerrado... Me dijeron que es por falta de turismo y que apenas hace quince días lo volvieron a abrir.
En fin, regreso a la Catedral. Me encanta ver a los niños que juegan con unos globos largos que lanzan al cielo y como hay bastante viento es todo un espectáculo. Luego me topo con un letrero que invita al "1er concurso de Graffiti pintado por Cristo", ¿qué tal eh?
Ahora voy por Alcalá, mejor conocida como "el andador turístico". Hay dos mujeres a mi derecha, se ve que están agotadas. Francisca vende comales con su abuela, las dos son
zapotecas de San Marcos Tlapazola. Me dicen "mujer" y "te amo" en zapoteco pero ya no me acuerdo cómo es...
En la esquina siguiente compro un "atrapa novios" y un piedrazo . Son una especie de pan con vinagre, cebolla, zanahoria, sal de chile, salsa y queso. Luego Regina me da a probar
mezcal y crema de mezcal, los pruebo todos: coco, mango, café, moka, capuchino, cajeta, kiwi y fresa. Se toma bien frío, en las rocas.
Ahora sí, ya llegué a Santo Domingo. Una chulada de Iglesia barroca. Y no se si es gracias a santo Domingo o qué pero encuentro The Italian Coffe, qué bueno, mi paladar ya extrañaba este tipo de cosas porque entre la muestra gastronómica de ayer, los chapulines, las tlayudas, el piedrazo, el mezcal, el quesillo...
Oaxaca sí que es lindo. Espero regresar pronto. De lo de la
APPO, no se, unos dicen que fue horrible, otros que "se inflaron las cosas", otros que es un problema latente y que no tarda en volver a estallar y otros que los medios de comunicación exageraron.
Yo lo que vi fue el otro lado de la luna. La televisión, el radio y la prensa me mostraban el conejo y descubrí que del otro lado hay gente maravillosa. Se respira paz, alegría y tranquilidad.