Después de las posadas, el ponche, las piñatas, por fin llegó Nochebuena. Llegamos a Misa y me impresionó ver la cantidad de gente que antes de la cena va a darle gracias a Jesús Niño que está por nacer... Todos los asientos ocupados y muchos de pie. No cabía nadie más. Y me quedé pensando que quería un buen regalo: una fe firme que me hiciera fuerte, esperanza para sonreír al futuro y mucho amor para repartir esas sonrisas. Y entendí que los regalos a veces llegan sin que uno se de cuenta y cuando menos los espera...
Luego fuimos casi como por instinto al hospitál, porque una de mis primas lleva en terapia intensiva más de una semana... Y sin planearlo fueron llegando tíos y primos... ¡Toda la familia estábamos allí! Cantamos villancicos y arrullamos al Niño. Las enfermeras y parientes de los demás pacientes se nos unieron. Yo sentí un nudo en la garganta y cómo me temblaba la voz, pero me contuve porque me da pena llorar y que los demás me vean...
La cena llegó exquisita, luego el brindis, los juegos y los cantos. Salió el sol y recibimos la Navidad llenos de sonrisas. Ahora entiendo que el dolor une a las familias y que Dios seiempre saca grandes bienes de las cosas más inexplicables.
Sólo extrañé a una persona, pero sé que con el tiempo estará bien. ¡Feliz Navidad!
4 comentarios:
Qué bonita navidad, felicidades, Pat!
Nunca habia leido tu blog, pero con esta entrada, me dio mucho gusto que pudieras pasar una feliz navidad. La esperanza es lo ultimo que muere, y mas en nosotros los católicos.
Saludos.
Santiago Dunand.
Feliz Navidad!!!Precioso, suerte que salga el sol al día siguiente, aquí sólo a ratitos. Besos grandes!
tu navidad se oye bien.
se me hace que las dos estabamos en navegantes... jajaja
un abrazo pacha.
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