Después de unos meses en el "autoexilio" volví a mi "pueblo", me sorprendió ver lo cambiadas que estaban todas las cosas. ¡En construcción! Grúas, maquinaria, desviaciones. Me di cuenta que necesitaría el doble del tiempo acostumbrado para moverme de un sitio a otro, y que no importaba lo que pasara tendría que superar el estancamiento de coches con una sonrisa aunque fuera falsa.
Un buen día pasé por un camellón recién construido. No estaba mal, habían diseñado un jardín, plantado árboles y arbustos. Al poco tiempo estaba todo completamente seco: el pasto amarillo y los árbolitos tristes, con las hojas caídas y sedientos. ¡No es época de lluvia y no pusieron sistema de riego!
Fue triste ver como uno a uno iban quitando los árboles recién plantados y poniendo unos nuevos-verdes-fondosos. Pensé que era un gasto inútil y que valdría más la pena esperar a época de lluvias. Luego vi algo inaudito: ¡Estaban pintando el pasto! Si el verde no podía ser natural, tendría que ser artificial... ¿Pero a quién le quieren tomar el pelo?
Y recordé las palabras de Aureliano, a quien voy conociendo poco a poco. -Si hay que ser algo, sería liberal, porque los conservadores son unos tramposos. Me quedé con la sensación de que todos son iguales.
4 comentarios:
O todos son diferentes. Sean lo que sean.
¿Qué son? No lo sé.
Pintar la realidad... vaya farsa, pero no engañan al que se detiene un instante en su camino para apreciar, o simplemente observar. El detalle está en que la minoría lo hace, desafortunadamente en general la gente pasa la vida agetreada sin darse cuenta de esos detalles.
todos cortados con la misma tijera.
yo estoy decepcionada.
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