13 de septiembre, 2007
Un poco traqueteado por la vida y está junto a mi. Ya perdí la cuenta de los ¿meses?, ¿años?, ¿días? El tiempo le pasa por delante y por detrás. Tiene un sonidito como de ratón atrapado a media noche. Y es justo a media noche cuando logra sobresaltarme. Lo escucho y el corazón da un brinco tal que pasados unos minutos no logro conciliar el sueño.
Es pequeño y cabe entre mis manos. Ni siquiera se porque lo tengo. Un día llegó y no se ha ido. Por el frente es liso y rugoso, una sensación particular. Si me fijo en la segunda mitad aparecen unos jeroglíficos que apachurro y se dibujan en la parte lisa. Tiene una luz verde que me encandila.
Ahora me gusta picarlo, escucharlo, verlo. Y en eso ¡un sonido a sapo sale de él! Me estremece el pensar tener atrapado en este sitio un anfibio tan grotesco e indefenso. Le doy vuelta por todos lados y no encuentro la manera de liberarlo. Suena una y otra vez y no logro callarlo. ¡Basta!
¡Lejos de mi! ¡Me esclaviza! Es frío y además del sapo, saca voces. Voces de amigos y desconocidos, voces de hombre y voces de mujer, de niño y de anciano, voces que quiero escuchar y voces que quiero olvidar.
Ya no lo quiero. No sé cómo llegó a mis manos y no sé cómo deshacerme de él. Y luego distraigo la mirada y me fijo un poco en aquellos que están junto a mi. Todos parece estar como pegados a una cosa como la mía. Rugosa y lisa a la vez, frío y con voces extrañas y conocidas. Unos tienen sapos, otros canciones viejas, pero todos son inoportunos, no te dejan, te atrapan.
Quisiera tirarlo pero hay algo que nos une indefectiblemente. Se llama Nokia y es Telcel. Es el culpable.
ps los sapos también son verdes.
2 comentarios:
¡Maldito movil!
¡Joder!, ¡maldito!
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