Foto: Patzarella, Venecia 2009
Un buen día abrí los ojos y me vi acompañada por el barullo de la gente. Eran voces de todos los sitios, lenguas lejanas, incomprensibles para mi. Aunque entendí un sólo lenguaje: el de las caras sonrientes y los rostros enamorados.
Recuerdo las callejuelas, el aroma a viejo, las pastas, los tintos. ¡El aroma a café! Un esspreso matutino y otro después de comer. Un dulce sabor amargo. Yo, Tiramisú; tú, café con leche.
Viví perdida en el tiempo y atrapada por él. ¿Fue un sueño y ya desperté? Me queda la sensación de haber escrito a tinta y fuego un par de postales. Me queda una foto en sepia. Y busco entre mis cosas vestigios de un sueño que me confunde con la realidad.
3 comentarios:
Los sueños que dejan vestigios son muy buenos. Vivirlos no es tan común, quizás por eso dejan marca...
"La vida es sueño".
...y los sueños, sueños son"
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