viernes, diciembre 28, 2007

La "pata" coja (continuación...)

Tal vez son las reglas del club las que van acabando con ese atleta. Siempre le ha gustado la libertad, tiene mucha energía, brío y simpatía. Le encanta sentir que el viento le roza la cara, correr y correr, también descansar, ir un un poco a su aire, conocer personas de todo tipo, dar espacio a la espontaneidad, recostarse en el pasto y ver el cielo estrellado, ser amigo de todos y viajar a países lejanos. No le gustan los uniformes ni las reglas absurdas. Prefiere la confianza a la desconfianza. Es muy libre, demasiado libre.

Y como tiene un gran corazón quiere a las personas y las quiere bien. Ha hecho muy buenos amigos en el club (atletas libres como el pero más prudentes y más pacientes) Sabe que fuera del club será dificil coincidir...

Cuando se enfermó no perdió la ilusión, pero el cuerpo ya no le respondía. Necesitaba sí un entrenador, alguien que confiara en él, que no se cansara y tuviera paciencia. Alguien que le dijera deja el club si quieres algún día volver a correr, si quieres ser ese corredor de fondo que tanto sueñas. ¿Pero acaso la solución era dejar el club? ¿No se puede en ese mismo lugar ser tan libre como siempre soñó?

Está tan débil que necesita casi que lo lleven de la mano. Y está triste porque dejó lo mejor que tenía por ese club y ahora que lo ven sumido en la enfermedad lo abandonan. Entonces no sabe si valdrá la pena estar en un club donde... (un tipo de sociedad bien reflejada en 1984...)

Y como no le gusta actuar contra su conciencia tiene que pensarse las cosas muy bien, porque -aunque muchas veces se precipita- lo importante sí que lo piensa porque hay cosas con las que no se juega...

6 comentarios:

Paul Newman dijo...

Me gustó. ¡Si señor! ¿¿me suena, me suena el club de atletismo??

Me parece tan real como la vida misma, y por lo que hemos pasado muuuucha gente.

Gracias, mil gracias por avisarme que habías puesto el final.

patzarella dijo...

¡pues sí señor! and no more words...

Anónimo dijo...

Soy un atleta más que salió del club algun día. Me identifique con tu post. Lo importante es que ese atleta siga su conciencia no lo que dicen otras personas sobre lo que debe hacer. Lo triste es lo que le pasa a todos los atletas cuando abandonan el club: quedan abandonados y para esos "amigos" del club pasas a ser -como diría Harry Potter- "El que no debe ser nombrado". Triste pero cierto. Lo importante es que el atleta vea que puede correr no con la pata coja, sino que puede ser "atleta de la pata libre". Y vivir la libertad al máximo siendo un atleta coherente con sus anhelos, buscando siempre vencer el record personal, entrenando todos los días para no perder condición y buscándose otras carreras para correr, a lo mejor ya no tendrá un entrenador personal ni un consejo directivo pero sabrá que él mismo puede con esa libertad dirigir su propia trayectoria.

patzarella dijo...

¡Pues es que un verdadero atleta nunca deja de serlo! ¡La sangre le corre por las venas!

Qué simpático comentario..., ¿quién eres?

Anónimo dijo...

Soy un atleta más que salió del club algun día... hace mucho más tiempo que el atleta que mencionas en tu cuento. La verdad no te conozco, pero sé a que te refieres con este cuento. Y solo le quiero decir al atleta que pones, que no se preocupe si ahorita siente que se le cierra el mundo por no estar en el club, que la vida es inmensamente rica y gratificante fuera del club, solo es cosa de pasar esa etapa con garbo y aclimatarse a lo nuevo. saludos!

patzarella dijo...

¡Pues bienvenido cuando quieras!